El hombre, las armas y la sangre derramada en la sociedad del olvido: @ahumadaroberto
“Podré no estar de acuerdo con lo que piensas pero daría mi vida por defenderlo”: Voltaire
Sin duda alguna el ser humano tiene un talento fuera de serie para innovar y crear objetos que puedan ayudar a su existencia, desde tiempos remotos el ser humano se ha caracterizado por aplicar su conocimiento en esta área. Grandes mentes han destacado en estos rubros, sin embargo del mismo modo un artefacto puede ser utilizado para distintos
fines.
Referente a las armas se presenta una evolución con la pólvora, la cual se atribuye a los chinos. De este hecho se poseen referencias ciertas de su utilización, esto ocurrió históricamente en el año 1231 en la batalla de Kuang Fen, en ella los chinos utilizaron la pólvora como elemento propulsante de sus flechas.
Muy lejano a los que citaba Bernard Shaw en su obra titulada el “ EL HOMBRE Y LAS ARMAS” el ser humano se ha convertido en su ser más violento, independientemente de que los conceptos proclamadores por los hombres de honor a favor de la guerra, según el Observatorio Hemisférico de Seguridad de la OEA, alrededor de 875 millones de armas de
fuego circulan por el mundo, la fabricación, comercialización y uso de las mismas, es una actividad que genera miles de millones de dólares a nivel mundial, dato interesante para los economistas neoclásicos que estudian la economía de guerra y la verdadera autarquía de las naciones.
Considerando que la población latinoamericana es eminentemente joven, es lógico pensar que son precisamente ellos, independientemente de su género o posición social, los que tienen mayores probabilidades de sufrir las consecuencias del uso de armas de fuego, como víctimas o victimarios, las tasas de homicidios en los hombres de América latina y el
Caribe, se hacen marcadas en edades entre 15 y 39 años. Ya lo advertía el proyecto Global Burden of Injures, que situaba entre 10 y 25 años, las edades del 35% de las víctimas de homicidios en America Latina entre los años 1996 y 2009.
Muy lejano al sentido de evolución y más bien atendiendo a una ambición y de poder motivado por intereses particulares, el hombre hace uso de las armas ya no para defender la suplencia de las palabras o de la voz social sino en un uso que provocara dolor, inestabilidad y tragedia.
En el mundo hay más de 950 millones de armas de fuego en circulación, un arma de fuego por cada 12 personas que hay en el planeta, la tragedia que se suscitó en Orlando, es la mera expresión de la intolerancia y del reflejo de generaciones que estas siendo rebasadas en valores y en formación mental y espiritual.
Recordando la batalla de Stalingrado para desensibilizar la acción poética de los gobiernos que defienden el uso de las armas para integrar el concepto de soberanía a su nación, tomo más bien como ejemplo la vida Gandhi quien si pudo cambiar la historia con la no violencia, que sus ideales fueron más fuertes que las balas, que predico con el ejemplo y tuvo un propuesta de desobediencia civil ordenada y generosa, tomo del mismo modo el ejemplo de Lech Walesa quien defendió su causa con las herramientas adecuadas.
Los niños en Sierra Leona no deben tener armas en sus manos, deben tener libros, los jóvenes en México no deben aspirar a ser narcotraficantes por la pretensión económica, las economías no deben equilibrarse por las guerras que explotan del otro lado del mundo.
Podrán matar a los hombres pero los ideales no pueden matar porque estos trascienden por aquellas personas que inspiraron y dieron lo mejor de ellos, si se lucha con las ideas y con la tolerancia tal y como la expresaba Voltaire, los traficantes de armas serán quienes hereden la tierra, ya que todos los demás se estarán matando entre sí.